top of page

Testimonio de Don Floridor Cárdenas

como observador directo del incendio.

El corresponsal Calbucano del diario el Llanquihue Don Floridor Cárdenas, como observador directo del incendio es elocuente para darse una idea de la magnitud del siniestro.
"Yo observé casas que se quemaban en cinco minutos y desaparecían. Prácticamente no teníamos tiempo para detenernos y observar como se quemaban las casas. Aquí se cumplió el adagio de que las llamas no dejan ver el incendio. Lo único que alcancé a observar con cierta detención fue cuando se quemó el edificio del Cuerpo de Bomberos, el cual se quemó solamente por la irradiación del calor que existía en ese momento. Un edificio completamente de lata se recalentó y el incendio se produjo desde su interior. El humo comenzó a salir por el entretecho y de repente oí una especie de explosión y comenzó a salir humo negro del edificio de bomberos, así  es que las llamas no salieron, de lo contrario, también se habría quemado la iglesia parroquial que todavía no la terminaban de construir."
"El cuerpo de bomberos trató de hacer lo que pudo. Yo recuerdo haber visto al bombero Isaías Soto con la bomba de la quinta Compañía en el pozo de calle Aureliano Sánchez, y en vez de chupar agua el chorizo, chupaba barro negro."
"Otra bomba a palanca se colocó en el pozo de calle Esmeralda, y no había hombres para moverla. No hubo poder humano para atajar esa avalancha de fuego, calor y desesperación. Cuando ya se quemaron las mangueras, todo el material de bomberos quedó botado en la calle, porque los hombres que movían la bomba se cansaron y ya no podían más y corrieron a sus casas a salvar algo, porque también estaban amagadas. Casas completamente cerradas se quemaron, porque sus moradores se habían ido en días anteriores a la fiesta de la Candelaria. Se quemaron tiendas y negocios, sin que se halla salvado una silla."
"Al final el Superintendente de bomberos don Alfonso Soto como a las 4 y media de la tarde, tuvo que hacer un llamado urgente de auxilio a Puerto Montt."
"El escampavía Yelcho cuando ya caía la tarde trajo a las bombas de la 1era y 5ta Compañía de bomberos de Puerto Montt, quienes se encontraron con un espectáculo dantesco, y lograron desembarcar motobombas en la playa de Vicuña Mackenna y a eso de las 8 de la tarde lograron alcanzar con las mangueras hasta la plaza, usando agua de mar. Así se salvo la iglesia, parte de la antigua escuela balmacedista y un edificio que era de don Luis López frente a la casa parroquial, evitando que el incendio continuara por la calle Galvarino Riveros."
"Finalmente, la destrucción fue para las calles Vicuña Mackenna, Esmeralda, Eulogio Goycolea centro, Federico Errázuriz, Ernesto Riquelme, una parte de avenida Douglas, todo el sector de la picuta, en el fondo todo el centro hasta el sector de la iglesia. Más de 150 casas quemadas y más de mil damnificados, fue algo terrible, la reconstrucción fue difícil  y tuvo sus inconvenientes ya que la gente no tenía escrituras ni títulos de dominio de sus propiedades, el gobierno para facilitar la ayuda dictó una ley manejada desde el congreso nacional, pero lamentablemente no todos o muy pocos pudieron acceder a este beneficio ya que no tenían sus papeles en regla, fueron muchos años de duro trabajo para los calbucanos volver a reconstruir su hogar y su pueblo."
 
*Texto extraído del libro "Historia cotidiana y contemporánea del pueblo de Calbuco en el siglo XX" ,Autores: Esteban Barruel, Floridor Cárdenas C.
Infierno descontrolado_
bottom of page